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“Más que ver el espectáculo, los niños lo viven”

27/01/2019
Danza
La compañía Roberto G. Alonso regresa al Barcelona Districte para presentar ‘Almazuela’

Ha buscado una palabra que muy pocos recuerdan y una técnica de coser que prácticamente nadie conoce porque está casi olvidada. Su nombre es Almazuela y es un tipo de patchwork que nos llegó a través de los árabes, que se ha ido perdiendo y que solo se conserva en un pequeño pueblo de La Rioja. “Era una técnica que practicaban las mujeres en algunos pueblos mientras los hombres pasaban meses fuera cuidando del rebaño. Las mujeres hacían trozos, a veces muy pequeños, de ropas viejas y los cosían hasta tener un cubrecama o una manta”, explica Roberto G. Alonso, quien en un circuito anterior ya nos descubrió qué era uno Zaquizami.

Roberto G. Alonso, inspirándose en esta técnica, ha cosido un espectáculo destinado a los más pequeños entre los pequeños (desde los 3 meses y hasta los seis años) en el que ha recreado “un mundo entre imaginario y poético”: Una habitación de dormir, con dos camas, una lámpara y una mesilla de noche, una habitación naif, que parece haber salido del cuaderno de dibujo de un niño. “Los dos bailarines se ponen a dormir y durmiendo descubren que bajo las sábanas se esconde otro mundo”, explica Roberto G. Alonso, quién creó este espectáculo por encargo del festival El Més Petit de Tots. “Los dos bailarines van transformando esta escenografía inicial a través del movimiento, como sí de un juego se tratara, hasta que todo el escenario se ha convertido en un parque donde no falta ni un árbol ni unos patos”, añade el coreógrafo, quien quiere destacar que toda esta transformación se hace ante los ojos del espectador que -recoremos- puede ser un niño tan pequeño que todavíani hable ni ande.

“Los niños reciben impulsos visuales y sonoros. Más que explicar una historia a los niños, lo que hacemos es jugar con ellos y , mientras juegan, vamos compartiendo  herramientas  para que puedan entender que un palo puede acabar convirtiéndose en un caballo”, desvela el coreógrafo quien además añade que, cuando el espectáculo termina, invitan los niños a quitarse los zapatos, subir al escenario y descubrir qué se esconde bajo las sábanas. “Los niños ¡quieren formar parte. Más que verlo, lo viven”.

¿Os animáis a jugar?

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